El “Día Internacional por la Vida” se ha celebrado durante todo un fin de semana en multitud de ciudades, grandes y pequeñas, del territorio español. Entre ellas se encuentra Orihuela (Alicante), en donde se concentraron alrededor de quinientas personas a favor de la vida en la Glorieta Gabriel Miró. A ritmo de las canciones entonadas por un grupo de niños de la Parroquia San Vicente Ferrer, se reivindicó el derecho a proteger la vida de todo ser humano y, se contó con el testimonio de una mama alentando a otras madres a no tener miedo de la maternidad, y con el de un abuelo, reivindicando su papel activo y necesario en la sociedad. Finalmente se leyó el manifiesto, punto final del acto cuyo lema ha sido “Sí a la vida”.
Más de 70 concentraciones para proteger la Vida en España se han celebrado entre el sábado y el domingo. Todas ellas importantes, pero la más mediática es la organizada en Madrid y respaldada por más de 160.000 personas.
Al igual que en el resto de manifestaciones, Madrid contó por el testimonio de varios ciudadanos a favor de la Vida. Entre ellos se encuentra el de Rita, una joven dominicana que tuvo a su hija a pesar de las presiones de las que fue objeto para que abortara. También Carmen Chamorro, una mujer discapacitada, quiso declarar públicamente que las personas con discapacidad disfrutan de la vida, con sus cosas buenas y otras no tanto.
Las diferentes asociaciones y organizadores de la concentración “Sí a la Vida” también dejaron sus declaraciones. La Directora General de la Fundación RedMadre, Carmina García-Valdés, afirmó que “decir sí a la Vida, es estar al lado de la mujer embarazada que sufre presiones familiares, laborales, médicas o sociales para abortar en contra de lo que su corazón desea: ser madre. El aborto es una forma de violencia contra la mujer, el aborto es un atentado contra la salud y la libertad de la mujer, es una terrible decisión que marcará trágicamente el resto de su vida”. El representante de la Plataforma Derecho a Vivir, Gádor Joya, manifestó que “estamos aquí para volver a poner la dignidad de la persona en el centro de la democracia. Estamos aquí, una vez más, porque no aceptamos que la dignidad humana, particularmente la vida de los más vulnerables, los niños en el seno materno, los enfermos, los ancianos, los que son diferentes, sea atacada”. La presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida, Alicia Latorre, advirtió que “la cultura de la muerte no tendrá la última palabra. Que no se nos encoja el corazón pensando que esto no tiene remedio. Hay muchos signos de esperanza”.
Para mí la esperanza se encuentra en esos rostros infantiles que entonaron en mi ciudad adoptiva el “que canten por esos que no cantaran porque han apagado su voz. Yo canto para que me dejen vivir. Yo canto para que sonría mamá”. ¿Por qué al oír y cantar esta letra los niños brillan de felicidad y alegría mientras a los adultos se nos encoje el corazón y nos saltan las lágrimas? Lo siento pero no tenemos perdón de Dios.