“Esta tarde hemos enviado al cielo a una recadera, a la hermana Ana María”, decía el Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero Ramos, en la homilía de la Eucaristía del Acto de Apertura del curso académico 2011-2012 del Colegio Diocesano Santo Domingo de Orihuela. Evento que también ha cerrado la celebración del 75 aniversario del martirio del Beato Pedro Ruiz de los Paños, fundador de las “Discípulas de Jesús”, congregación a la que pertenecía la Hermana Ana María Marcos, fallecida al finalizar el ciclo de conferencias sobre el fundador enmarcado dentro de la Cátedra Arzobispo Loazes.
El Obispo Palmero también se ha preguntado sobre “¿qué cosas le dirá al Señor?”, refiriéndose a la Hermana Ana María, “¿qué comentará a don Pedro? Todos podemos intuirlas, soñarlas meditarlas”. Yo no tengo la capacidad intelectual ni espiritual necesaria para saberlo. Solamente sé que la Hermana Ana María siempre declaraba abiertamente su gran amor a los niños y que ese amor le obligaba a ser exigente con ellos. En este sentido, cada vez que me sienta angustiada daré gracias a Dios por su manifestación de amor hacia mí, igual que la Hermana Ana María demostró con mi hija Leyre.
El acto académico de apertura del curso comenzó con el anuncio del fallecimiento de la Hermana Ana María por parte del director titular del Colegio Diocesano Santo Domingo, José María Fernández-Corredor. A continuación la Superiora General de las Discípulas de Jesús, la Hermana Mª Elena Vilchez, dio las gracias por la celebración del aniversario, recordó a su amiga y recitó una frase de su fundador, Pedro Ruiz de los Paños: “El amor hace fácil lo difícil”. El siguiente en hablar fue el Rector Honorario de la Universidad de Alicante, Antonio Gil, quien afirmó que a pesar de haber estado en muchas aperturas de curso tanto como alumno como profesor, “ninguna ha sido tan entrañable como la de esta noche”. A continuación, se dio paso al representante del ayuntamiento de la ciudad, Antonia Moreno, quien afirmó que “estamos para colaborar con todo el conjunto académico del colegio Santo Domingo”. El Obispo Rafael Palmero ha sido el encargado de culminar el acto académico recordando las palabras que el director del colegio acababa de pronunciar, minutos antes, en la última conferencia del 75 aniversario: “Educamos más por lo que somos que por lo que hacemos o decimos”. Recordando el reciente fallecimiento de la querida profesora del centro, el Obispo de la Diócesis, animó a todos los presentes a “que cada uno de nosotros tiene que dar un valor de transcendencia a todos los actos de su vida. Todo nos va acompañando hacia ese momento final y definitivo”. Al pronunciar las palabras de apertura, “en nombre del Papa Benedicto XVI declaro abierto el curso académico en este querido Colegio Diocesano Santo Domingo”, el Obispo Palmero dio paso a la Eucaristía que se celebró “adornándola con esos pequeños ocupando el presbiterio, futuro de nuestra sociedad”.
Durante la homilía el Obispo pidió a los presentes unión entre el colegio, la parroquia y las familias, “unidad compacta, que haya un solo ideal para que estos niños crezcan, se desarrollen, sean buenos ciudadanos y que sean hijos de Dios”, afirmó, porque de esta manera “haremos lo que tenemos que hacer (…). La virtud más excelente es hacer sencillamente lo que tenemos que hacer”.
Al finalizar el acto religioso, la presidenta de la Asociación de Madres y Padres de alumnos (AMPA) del Colegio Diocesano Santo Domingo, Benardina Ortuño, junto a otros representantes del AMPA, entregó a las “Discípulas de Jesús” un Cristo Crucificado en honor y agradecimiento a su labor académica y pastoral que realizan en el centro escolar.