Lo celebramos en la semana de la iglesia Diocesana. La beca ayuda a recordarnos qué somos, creados como personas únicas e irrepetibles, con nombre, con un proyecto de ser; mueve al agradecimiento por formar parte de esta comunidad educativa; exige aprovechar los dones recibidos gratuitamente a lo largo de la vida; y guardándola con esmero en lugar cercano y visible durante toda la vida exige devolver a las generaciones futuras lo que Dios y otros hicieron en nosotros.