RES PREGUNTAS
Dicen algunos versos de un poema de Pablo Neruda:
“Pero porque pido silencio
no crean que voy a morirme:
me pasa todo lo contrario:
sucede que voy a VIVIRME.
Sucede que soy y que sigo.
(…)
Pido permiso para nacer”. (Pido silencio. Pablo Neruda)
Tengo el privilegio de relacionarme cada día con todo tipo de personas, mayores, jóvenes y niños. En ese encuentro diario hay momentos, situaciones, ¿casualidades?, preguntas que me hacen pensar y me dejan inquieta y a la vez agradecida. De esas preguntas quiero compartir tres: una curiosa, otra equivocada, a mi modo de ver, y la última sorprendente.
Una pregunta curiosa. Esta me la hizo una de las jóvenes que participa en las catequesis de Confirmación, de repente se me queda mirando y me espetó:
Hermana, ¿tú, cómo oíste que Dios te llamaba?
Oír, oír… más bien escuchar. Oír sólo es percibir y para “tratar con Dios” hace falta algo más. “Pido silencio… para vivirme”
¿Cómo explicar que el silencio existe y que es necesario para escuchar?
¿Cómo decir que la escucha y el silencio son necesarios para el Encuentro…?
Para escuchar además de poner el oído se necesita poner el corazón y el pensamiento y quedarse con ello. Vivir escuchando no es fácil para nadie y tenemos que empezar por escucharnos dentro. ¿Cuánto tiempo hace que no escuchamos a fondo, en silencio, sin prisas?. Cuando tenemos alguna decisión importante que tomar siempre decimos: “déjame que lo piense”. La realidad es complicada, todos, jóvenes, mayores y niños estamos rodeados de ruidos, de ajetreo, de estruendo y sin embargo, Dios se hace presente en la “brisa suave” (I Re 19, 12), en su Palabra que da Vida.
Pido permiso para nacer de nuevo y para el silencio que permite recuperar esa actitud de admiración y sorpresa en lo cotidiano, desde donde puede volver a brotar el agradecimiento y la gratuidad. De este silencio y unión con Dios es desde donde nacen las convicciones más profundas, siempre por la fe y en la paz interior. Él nos permite elegir. Nos concede la gracia de decirle: Sí.
La segunda pregunta surgió desde la sencillez y la espontaneidad de un niño que escuchaba muy atento pero… a mi modo de ver, equivocada. En el colegio tuvimos una semana de animación misionera y les hablaba de que muchos niños no tienen nuestra suerte, comida abundante y hasta para elegir, ellos puede que tengan una comida al día o no. (En la foto aparecen los niños de la guardería de la misión)… Y la pregunta fue: ¿Y les gusta la comida?
Se me encogió bastante el corazón al escucharlo y por otra parte, es lógica si observamos como vivimos, surge de la comodidad y de tener todo y en abundancia. Denota falta de esfuerzo y capricho. Esta es una pregunta sincera y sencillamente espontánea pero muy equivocada.
Ahora es Tiempo de sacrificio, si por qué no, de ayuno y abstinencia, de pequeñas renuncias que nos hagan caer en la cuenta de que hemos recibido más de lo que podíamos esperar. (Cf. Mensaje del Papa cuaresma)
La pregunta sorprendente llegó al encontrarme con un grupo de gente mayor que visitaba el Colegio. Pasábamos hacia la capilla para hacer una visita a la Virgen, los niños en fila y bastante calladitos. Una señora se quedó rezagada del grupo y estuvo un buen rato mirándonos, se la veía muy complaciente y disfrutando de la visión. Nos saludó, y a diferencia de otras ocasiones que la gente comenta la edad de los niños, qué guapos son…etc, me preguntó: ¿Va a venir usted mañana, hermana?, (había leído mi nombre en el bolsillo del babi, preciosamente bordado por una de mis hermanas mayores).
–Por supuesto, señora, le contesté sonriendo, vengo todos los días, como ve, trabajo aquí.
Ella me dijo: – Me gusta ver su sonrisa, hermana. Y se marchó.
No me concedió la oportunidad de decirle que es el Señor quien me la regala cada día.
Así, sorprendida me pregunto: ¿acaso esta señora volverá por aquí?… Pues, no lo sé, pero me ha hecho pensar, y como dice el poema, “sucede que soy y que sigo”… creo que voy a seguir sonriendo, os invito también a vosotros a hacerlo, por si vuelve…
Hna. Trini. Marzo 2010