Javier Ruiz-Pérez Pastor. Discurso como padre de alumno de 2º Bat. y profesor
Sr. Director titular, profesores, personal de administración y servicios, padres, familiares, amigos y queridísimos alumnos.
La semana pasada, el Sr. Director del Colegio, me pidió que preparara unas palabras de despidida para el acto de graduación de los alumnos de 2º de Bachiller, como padre de uno de los alumnos que termina su proceso de formación en este colegio, lo que me hizo experimentar en mi interior dos sentimientos. Por un lado, un profundo sentimiento de alegría, ya que he vivido y compartido, con muchos de vosotros y con vuestros padres, muchos momentos, y por otro lado sentí responsabilidad, ya que todo lo que voy a intentar transmitiros es en nombre de vuestros padres.
Si echamos la vista atrás, cuando teníais tan solo tres años, y yo todavía no pertenecía a esta comunidad educativa, quiero haceros saber que vuestros padres tuvimos que tomar una decisión muy importante para todos vosotros, elegir un colegio para vuestra futura formación, ¡queríamos lo mejor para todos vosotros!. Elegimos este colegio porque nos ofrecía un plan de formación que pensábamos que era el mejor, una educación integral, donde la formación cristiana, humana y académica eran sus pilares fundamentales, y además iban cogidos de la mano a una atención personalizada, donde vuestros tutores, desde educación infantil hasta el día de hoy, y en unión con nosotros, los padres, os hemos intentado transmitir lo mejor de cada uno. Sé que sois conscientes de lo que os estoy diciendo en este momento, por que así me lo habéis hecho saber en conversaciones que hemos tenido. Pero igual que los padres valoramos y agradecemos la labor y dedicación de este claustro de profesores, quiero que vosotros nunca los olvidéis, que desde Infantil, Primaria, Secundaria y Bachiller, todos os han aportado su granito de arena en vuestra formación actual.
Unos años después de vuestro ingreso en el colegio, en segundo de primaria, comenzasteis la catequesis para el sacramento de la comunión, ¿lo recordáis?. Los padres queremos agradecer la dedicación, la constancia y el cariño con el que las Discípulas de Jesús organizaban todo este trabajo desde el Departamento de Pastoral. Con ello se pretendía educaros en la fe, con miras a iniciaros en la plenitud de la vida cristiana. Sois un grupo con mucha suerte, ya que fuisteis la última promoción que pudisteis compartir este hecho tan bonito y apasionante en vuestro colegio, con compañeros, amigos de clase, y con los tutores.
Después llegaron los años de competiciones deportivas, donde los padres hemos compartido innumerables momentos con vosotros. Aquí nos habéis demostrado, sin daros cuenta, muchos valores que ibais ya adquiriendo, el compromiso, la responsabilidad, el sacrificio, el saber estar, el trabajo en equipo, el orden, el sacrificio, la humildad, el compañerismo, la disciplina, el saber ganar, y el saber perder… y todo ello sabiendo siempre que con vuestra actitud y comportamiento en los campos deportivos, representabais a esta comunidad educativa. Quiero que sepáis que también nos sentimos orgullosos de cómo lo habéis hecho, a pesar de las dificultades que entraña toda competición deportiva y el enfrentamiento de sus aficiones. Todo esto unido a una mezcla considerable de hormonas de adolescentes. ¡Menuda bomba!
Cuántas conversaciones hemos tenido en los coches, mientras nos desplazábamos a los distintos pueblos donde jugabais, compartiendo risas, preocupaciones, notas de exámenes, problemas con padres y profesores, tristezas, alegrías, los primeros amores, derrotas y victorias…Quiero que sepáis que ha merecido la pena sacrificar muchos fines de semana y dedicaros todo este tiempo. Sólo esperamos haber estado a la altura y haberos servido de ayuda cuando nos lo habéis solicitado.
Cuando comenzasteis cuarto de la ESO, iniciasteis la catequesis de la Confirmación, que junto al Bautismo y a la Eucaristía, constituye el conjunto de los sacramentos de la iniciación cristiana. Hace sólo unos meses compartimos con vosotros la recepción de este sacramento. Quiero recordaros, que con este hecho conseguisteis la plenitud de la gracia bautismal. Esto os unió íntimamente a la Iglesia y os enriqueció con la fortaleza especial del Espíritu Santo, con lo que os convertisteis en auténticos testigos de Cristo y os compromete a extender y defender la fe con vuestras palabras y obras en cada momento de vuestras vidas.
Todos los presentes sabemos que hoy nos está tocando vivir en una sociedad que nos pone muy cuesta arriba vivir en este sentido, es como ir contra corriente. Quiero que sepáis que confiamos mucho en vosotros, que vuestras generaciones son las que pueden cambiar el rumbo de la sociedad actual, que con un poco que pongamos cada uno en nuestro día a día, podemos hacer una sociedad mejor. Que cuando salgáis por las puertas de esta casa para seguir cada uno el camino que hayáis elegido, no olvidaros de que tenéis la responsabilidad de no perder vuestra identidad, de no olvidaros de todo lo que en este cole
gio y en vuestras familias se os han intentado inculcar, que sigáis fortaleciendo vuestra vida interior, que actuéis siempre con responsabilidad, que continuéis siendo personas integras y llenas de gracia. Todo esto siempre os ayudará a ser más felices, incluso en los momentos más difíciles de vuestra vida. Que la elegancia y belleza con la que habéis asistido hoy a este acto, la demostréis también en vuestro interior, en vuestras acciones diarias.
Quiero también hacer mención a todas las personas que nos han ido dejando a lo largo de todos estos años, profesores, familiares y amigos. Que hoy no pueden estar con nosotros, pero que estoy seguro que desde el cielo nos están viendo, escuchando y compartiendo este día tan bonito. Estoy seguro que se sentirán también orgullosos de todos vosotros.
Si me lo permiten, quiero hacer mención especial a un buen amigo y padre de un alumno aquí presente, que nos dejó hace tan sólo cinco años. Ese año, mientras veíamos un partido de fútbol vuestro, entonces pertenecíais a la categoría cadete, él y yo hablamos de que cuando terminara la temporada podíamos celebrar un día de convivencia. Hacer un partidillo de padres e hijos y luego irnos a comer todos juntos. Ese mismo día, Dios quiso llevárselo con Él, mientras jugábamos el partido. Fue un momento donde todos experimentamos impotencia, angustia y desesperación, sobre todo vosotros, fue un duro golpe. Pero también nos hizo madurar, crecer como personas, removernos nuestro espíritu de servicio hacia los demás y unirnos aún más de lo que estábamos. Hoy sabemos que, desde el cielo, está disfrutando de este día y que intercede por todos nosotros. Recuerdo esto porque, el Club de Fútbol del Colegio Diocesano Sto. Domingo, está preparando para el próximo día 4 de junio, a partir de las seis de la tarde, en el campo de césped del colegio, el cuarto memorial de nuestro amigo Ángel Cerdá, donde se realizará un triangular de fútbol, luego se hará entrega de trofeos y posteriormente se ofrecerá una merienda-cena para todos los asistentes. Será un día más de convivencia de padres y alumnos, y aprovecho la ocasión para invitar a todas las familias hoy presentes en este acto.
Queridos alumnos, para terminar, quiero pediros un favor personal, que por muy distintos y distantes que sean los caminos que cojáis, no perdáis nunca vuestra amistad, que sigáis en contacto. Hoy es más fácil con los medios que tenéis, chatearos, procurar buscar momentos para juntaros y poder así continuar hablando de vuestras cosas, ilusiones, logros, metas… seguir cultivando vuestra amistad.
Los padres os deseamos lo mejor en la nueva etapa de la vida que vais a iniciar, y queremos haceros saber que siempre nos tendréis a vuestra entera disposición, que no dudéis, ni un ápice, que cuando tengáis algún problema, alguna duda, alguna preocupación… vuestra familia estará siempre dispuesta para ayudaros en todo lo que esté en nuestras manos.
Muchas gracias y un fuerte abrazo para todos.